CARIÑO LÁVATE LOS DIENTES, PÉINATE, ¡AH! Y NO TE OLVIDES DE FORTALECER TU AUTOESTIMA ANTES DE IR AL COLE.
No es habitual que las madres o los padres incluyan este tipo de mensajes en la educación de los niños y niñas. Generalmente, con los más pequeños, nos centramos más en que aprendan como cuidarse físicamente pero, sin querer, a veces dejamos de lado enseñar a cuidarse y quererse por dentro, a tenerse estima. Es curioso que esto sea así ya que, más tarde, normalmente a partir de la adolescencia, “autoestima” es una palabra que oímos con mucha frecuencia y nos acompañará el resto de nuestra vida.
Nos referimos con autoestima a la valoración que hacemos de nosotros mismos y que vamos construyendo a lo largo de la vida en base a nuestras experiencias y sensaciones ante situaciones y en las relaciones con otras personas. Aunque esta valoración es continua, los cimientos se construyen en los primeros años y esta imagen que percibimos de nosotros es la que iremos examinando y evaluando en adelante.
Los mensajes recibidos desde la infancia tanto sobre nuestro físico como de nuestra capacidad de realizar actividades con más o menos éxito determinan la calidad de la opinión que nos creamos sobre nosotros mismos. De manera que lo que decimos a un niño o niña se convierte en una potente mecanismo regulador de su futura autoestima. No olvidemos que los mensajes están compuestos de contenido verbal y no verbal, de forma que no solo tendremos que revisar lo que decimos si no también el tono empleado. Si siempre oigo que: mis compañeros sacan mejores notas, que siempre rompo los juguetes, que soy un desastre…. lo más probable es que este sea el modo en que me comporte en el futuro. Y es que el ser humano suele tender a cumplir lo que le anuncian.
El hecho de que nos definan por nuestros comportamientos (gamberro, torpe, “santo”,..) ya sean positivos o negativos favorece que lleguemos a definirnos solo por ese comportamiento, creando lo que suele llamarse “etiquetas”. Ponemos etiquetas cuando nos referimos a los niños en relación a sus actos y les describimos como que son torpes, listos, gamberros, buenos… en lugar de decir que han cometido un error, han sabido resolver el problema, han cometido una gamberrada o que lo que han hecho esta bien. Todo esto va generándonos un compromiso subjetivo que puede hacernos sentir mal en el momento que no nos ajustamos él.
De manera que tanto para ti mismo como si eres madre o padre recuerda que la percepción de uno mismo es más favorable si:
–Destierra el «ser» e introduce el «estar«: «eso que has hecho esta mal» en lugar de «eres malo».
–Reduce el «siempre» en tu vocabulario y aumente el «algunas veces»: «algunas veces haces gamberradas» en lugar de «siempre haces gamberradas».
PROBLEMAS DE AUTOESTIMA:
Cuando hablamos de problemas de autoestima nos referimos siempre a una valoración negativa que la persona hace de si misma; suele verse afectado su bienestar en diferentes áreas de su vida así como el mantener un estado de ánimo bajo continuado. La baja autoestima puede manifestarse de diferentes maneras:
- Autocrítica dura y excesiva.
- Estado continuo de insatisfacción con uno mismo.
- Hipersensibilidad a la crítica. Se puede manifestar porque la persona se siente exageradamente atacada, herida y echa la culpa de los fracasos a los demás o a la situación;
- Indecisión, miedo constante a equivocarse.
- Necesidad de complacer, a que los otros tenga buena opinión e imposibilidad para decir “no”.
- Sensación de fracaso ante errores o fallos por pequeños que sean.
- Culpabilidad que puede generar comportamientos defensivos.
- Hostilidad, irritabilidad.
- Negativismo generalizado.
¿QUE PODEMOS HACER PARA SENTIRNOS MEJOR CUANDO LO QUE VEMOS DE NOSOTROS NO NOS GUSTA O EN LA COMPARACIÓN CON OTROS SALIMOS PERDIENDO?:
-La importancia de qué me digo y cómo me lo digo: los mensajes de ánimo expresados con afecto sirven para cuidar ese «pequeño yo» con el que podemos ser muy duros, provocando rechazo o bloqueo, en vez de motivación.
– Repasa tus éxitos: Hay una tendencia en ciertas personas a activar los detectores de fallos mientras que mantienen los detectores de éxito siempre desenchufados. Ponte pilas nuevas y fíjate en todas aquellas cosas que te gustan de ti, aunque sea algo muy pequeño . Al principio puede costar verlo pero puedes conseguirlo.
–Diariamente revisa aquellas cosas que te han hecho sentir bien contigo: por pequeñas e insignificantes que creas que son. Trata de recordar que características positivas han dicho otras personas e incorpóralas a tu repertorio.
– Ten paciencia: así como respeto, flexibilidad y comprensión contigo mismo.
– Mantén fuera al enemigo: evita mensajes como «no puedo», «no eres capaz», «no lo intentes»… Y practica el “tú puedes», «inténtalo», «una vez más», «bien hecho»…
– Deja las etiquetas para la ropa: Todos somos mucho más que uno o dos adjetivos. Haz una lista lo más larga posible con aquellos adjetivos, positivos y negativos, que crees que forman parte de ti. Y no trates de definirte con uno solo.
LA FORMA EN QUE UNO SE PERCIBE Y SE SIENTE PUEDE CAMBIAR PARA MEJOR:
Ser comprensivo y tolerante con uno mismo no significa renunciar a mejorar y crecer como persona. Muchas de las ideas que establecemos sobre nosotros se mueven en extremos y nos crean verdades que no pueden ser contrastadas objetivamente. Cambiar, flexibilizar estas ideas puede ayudar a realizar un juicio menos duro que nos permita avanzar y mejorar en aspectos concretos.
Una autoestima bien cuidada nos permitirá reconocer nuestros logros, disfrutar de nuestros éxitos, ser condescendiente con nuestros fallos y por tanto conseguir mejorar y sobre todo, sentir respeto y amor hacia nosotros mismos independientemente de lo que opinen los demás.
¡Y RECUERDA!
No eres ni más ni menos que nadie
Ser diferente es lo que te hace especial
¡Quiérete, cuídate y mímate ¡porque como tú no hay dos!
Si crees que tienes problemas de autoestima y encuentras dificultades para mejorarla, desde Ítaca Psicólogos podemos ayudarte. Contacta aquí con nosotros.