¿Convives con un adolescente y ya no sabes qué hacer para comunicarte con él/ella? ¿No te escucha? ¿A ti también te dice “no me ralles”? En este post hablamos sobre la adolescencia, sobre los cambios psicológicos y sobre los cambios en las relaciones familiares además indicamos unas a pautas que te ayudarán a convivir y criar a un adolescente.
¿QUÉ ES LA ADOLESCENCIA?
La adolescencia es la etapa de tránsito del niño o niña hacia la edad adulta. Durante este proceso, los jóvenes están descubriéndose a sí mismos y desean adquirir mayor autonomía, privacidad e intimidad.
Es frecuente que los adolescentes tengan comportamientos contradictorios y manifiesten actos de rebeldía ante las normas; están comenzando a pensar como personas adultas y son todavía inexpertos. Por tanto, se encuentran en un período de maduración que requiere tiempo para la adaptación y estabilización emocional.
¿POR QUÉ EVITAN LA RELACIÓN CON PADRES Y MADRES?
Es cierto que durante esta evolución puede existir un desgaste en los lazos afectivos entre la familia y los hijos o hijas adolescentes. Como ya hemos mencionado anteriormente, están buscando lograr mayor independencia, por lo que se considera habitual que rehúyan de las manifestaciones afectivas e incluso de las conversaciones con sus padres y madres.
A pesar de ello, el papel de los padres sigue siendo muy importante dado que son la representación de las pautas y la disciplina que necesitan.
EDUCA COMBINANDO EXIGENCIA Y AFECTO
El respeto y la firmeza marcan en la educación puntos vitales para el proceso educativo de cualquier joven. El primer paso es el crecimiento en un núcleo familiar y afectivo en el que exista respeto entre padres y madres e hijos e hijas, y por supuesto, no solo entre ellos sino entre los demás miembros (parejas, hermanos/as, abuelos/as, etc.). Si el respeto ya es un pilar estable en tu familia, la integración de la autoridad será más fácil y efectiva.
De nada servirá ser muy exigente y autoritario si no se muestra afecto y comprensión, a través de la opresión simplemente conseguiremos el efecto inverso a lo que queremos lograr, que será conseguir una relación sana y responsable con nuestro hijo o hija.
Por otro lado, siendo permisivo y poco controlador solo lograremos fomentar la inmadurez del adolescente.
Por tanto, lo ideal es el término medio, conseguir el respeto y afecto de nuestro hijo o hija estableciendo normas en conjunto, prestando atención a sus opiniones y marcando consecuencias naturales (que no “castigos”). Es fundamental que el/la adolescente comprenda que poco a poco irá consiguiendo la independencia que tanto desea como recompensa al cumplimiento de una serie de normas y tareas.
ESTABLECIMIENTO DE NORMAS
Muchas veces no sabemos cómo introducir efectivamente la exigencia, y es que lo esencial es hacerlo en común con nuestros hijos e hijas:
- Estableciendo una serie de normas y debatiendo sobre ellas para estar todos de acuerdo
- Marcando plazos de cumplimiento
- Fijando posibles consecuencias ante incumplimientos.
- Otorgar recompensas a largo plazo por el buen funcionamiento de las reglas
Cuando son niños les enseñamos a caminar, hablar, leer, escribir… pero, ¿por qué cuando crecen y tienen un mal comportamiento, en lugar de enseñarles, les castigamos? En ÍTACA PSICÓLOGOS CORUÑA te ayudamos a lograr un mayor entendimiento con tu hijo o hija fomentando comunicación y responsabilidad.